09 Jul
09Jul

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, las pausas o intervalos en la vida espiritual nos restan muchas fuerzas, nos acostumbran a detenernos, nos ponen en peligro de caídas y recaídas; algunas veces estas detenciones  en el camino no son por franca malicia, sino por eventualidades, compromisos humanos, por fijar nuestra atención en asuntos transitorios. 

Necesitamos llegar a la madurez espiritual, un estilo de vida estable que nos permita afrontar las eventualidades que nos sobrevengan, lo cual es fruto de la experiencia, de errores, de la perseverancia y del convencimiento por la asidua meditación del fin y motivo de nuestra estadía en la tierra, a tal grado de vivir la frase de san Alfonso María de Ligorio: "Que se pierda todo, antes que perder a Dios, y que sea disgustado todo el mundo, antes que lo sea Dios."     

En las contradicciones, dificultades, y reveses, se conoce el avance de nuestra vida espiritual, es en la tribulación donde se conoce a las almas, para lo cual debemos prepararnos en el tiempo de sosiego y tranquilidad, independientemente de nuestro estado emocional y sentimental debemos fortalecernos con la frecuencia de los sacramentos, con la asistencia a la santa Misa, con la lectura espiritual, la meditación frecuente, la práctica de las virtudes, el estudio y cuidado de nuestra pasión dominante, así como con la verdadera devoción a la santísima Virgen María. 

Las pausas, las caídas y recaídas en la vida espiritual, tienen su origen en descuidos, en un exceso de confianza; pero aún de estos errores debemos aprovecharnos para reiniciar el camino, para conocernos mejor, para precavernos de las ocasiones peligrosas, para fundarnos en la santa virtud de la humildad. 

Una vez que nos percatamos de nuestra detención o descuido en la vida espiritual, no cometer el error de excusarnos o de culpar al universo mundo, es tiempo de aceptar nuestro error y reintegrarnos con presteza en el camino abandonado o descuidado. Hay almas que pueden permanecer meses o años en estado de somnolencia espiritual, e incluso justificarse en que esa vida no es para ellos, lo cual impide la realización integral de la persona enterrando sus dones y talentos. 

¡Ánimo, queridos hermanos!, sea cual sea el motivo de tu error, pausa, o fracaso en la vida espiritual, permanece el amor y la misericordia de Dios nuestro Señor, continúa llamándote a trabajar en tu viña, te espera con ternura para fortalecerte y ayudarte en las debilidades. 

"Cuando tu corazón caiga, levántalo suavemente, humillándote mucho en la presencia de Dios con el conocimiento de tu miseria, sin asombrarte de tu caída, pues no es de admirar que la enfermedad sea enferma, la flaqueza sea flaca y la miseria miserable. Pero detesta con todo tu corazón la ofensa que has hecho a Dios, y lleno de valor y confianza en su misericordia, vuelve a emprender el camino de la virtud que habías abandonado." San Francisco de Sales, introducción a la vida devota; José Tissot, el arte de aprovechar nuestras faltas, capítulo I, página 18.

Roguemos a la augusta Madre De Dios, se digne bendecirnos con una bendición de amor, nos aliente a seguir el camino de nuestra santificación para mejor amar y servir a Dios nuestro Señor. 


Dios te bendiga.


   

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