08 Apr
08Apr

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, la salvación eterna de nuestra alma está en nuestras manos, de nosotros depende, ¿qué esperamos?, éste es nuestro momento para ganarnos la eterna bienaventuranza, usemos la libertad que Dios nos ha concedido. 

"Porque vosotros, hermanos, habéis sido llamados a libertad, solamente que no deis la libertad por ocasión de la carne, más servíos unos a otros por la caridad del Espíritu. Porque toda la ley se resume en una palabra: Amaras a tu prójimo como a ti mismo... Andad en Espíritu, y no cumpliréis los deseos de la carne. Porque la carne codicia contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, porque estas cosas son contrarias entre sí, para que no hagáis todas las cosas que quisiereis." Gálatas V, 13. 

El uso de la libertad está en nosotros, la salvación o la condenación eterna depende del uso de nuestro libre albedrío, ¿a quién podemos culpar o en quién nos hemos de justificar?, ¿qué esperamos para vivir en gracia de Dios?, éste momento es un hecho, el mañana es incierto, utilicémoslo para nuestro bien eterno y temporal. 

"Sano o enfermo, rico o pobre, sabio o ignorante, honrado o despreciado, con éste o con aquél genio, con muchos o pocos dotes, aptitudes y talentos, puedo alabar, hacer reverencia y servir a Dios." San Ignacio de Loyola, 'ejercicios espirituales'. 

La reforma de costumbres se encuentra en nosotros, en el combate que se presenta al interior entre el espíritu y la carne, entendamos la dimensión de nuestras decisiones, la magnitud de nuestra responsabilidad frente a la eternidad que nos aguarda. ¡Éste es nuestro momento! 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, nos conceda las gracias necesarias para  frecuentar los sacramentos, para tener devoción a la santa misa, para tener meditación, lectura espiritual, oración asidua; recurramos a la intercesión de los Santos para remediar nuestras necesidades eternas y temporales. 

"Las cosas de éste mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin, que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden." San Ignacio de Loyola, 'ejercicios espirituales'. 


Dios te bendiga.



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