21 Apr
21Apr

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, para disfrutar, realizarnos, y consolidarnos en la presente vida, requerimos estar completos, al cien por ciento, desarrollar nuestra vida espiritual y material; vivir en gracia de Dios, y trabajar con profesionalidad, dando lo mejor de nosotros, conforme a los talentos que hemos recibido.

"El hombre consta de dos partes esenciales: el cuerpo material y el alma espiritual (de fe)." Ludwig Ott, 'Manual de teología dogmática', página 165. 

Se ocupa despertar del letargo espiritual y material, fortalecer ambas partes, dar la mejor versión de nosotros, desarrollar la gracia de Dios, juntamente con los dones, talentos y habilidades que hemos recibido, aplicando la suma de los componentes en nuestra vocación particular. 

"Mira que te he mandado, esfuérzate, y sé robusto. No temas, ni tengas miedo: porque el Señor Dios tuyo es contigo en todos los lugares a donde fueres." Josué I, 9. 

Se necesita trabajar con inteligencia, no estar esperanzado a que todo se nos entregue gratis y sin esfuerzo; perseverar en nuestra preparación intelectual, material, y espiritual; sobreponernos a nuestras flaquezas, errores y caídas de todo género; aprender de nuestras miserias, desarrollar nuestras fortalezas, aprovechar las oportunidades; en suma, se requiere una determinada determinación. 

Roguemos a la santísima Virgen María, nos alcance las gracias necesarias para nuestro desarrollo, imploremos el auxilio de los bienaventurados, y pongamos toda nuestra capacidad en bien de nuestro bien eterno y temporal. 

"Aún cuando os hallaseis en el borde del abismo o tuvieseis ya un pie en el infierno; aunque hubieseis vendido vuestra alma al diablo; aun cuando fueseis un hereje endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis, con tal que (lo repito, y notad las palabras y los términos de mi consejo) recéis devotamente todos los días el Santo Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de vuestros pecados." San Luis María G. de Montfort, 'El secreto del Rosario'.


Dios te bendiga.



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