11 Apr
11Apr

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, la vida en gracia de Dios nos fortalece, nos brinda seguridad, paz, estabilidad, confianza en la adversidad. En cambio, el pecado mortal, nos inquieta, genera inseguridad, roba las energías, disipa el espíritu. "En paz dormiré juntamente, y reposaré; porque tú, Señor, singularmente me has afirmado en la esperanza." Salmo IV, 9. 

¿Qué necesidad tenemos de sufrir bajo las cadenas del pecado mortal? ¿Por qué tratarnos tan mal, perdiendo la verdadera libertad de los hijos de Dios? "El pecado es siempre una derrota, un fracaso y una debilidad.” Doc. D. José Torras y Bages, Obispo de Vich, "De la ciudad de Dios y del evangelio de la paz", 1913, tomo III, página 178. 

Libertad, alegría, y paz, goza el alma que no depende del pecado mortal, que puede vivir sin la dependencia de la ofensa a Dios, que puede divertirse, gozar, trabajar en gracia de Dios nuestro Señor. 

"Oyó el Señor, y se apiadó de mí, el Señor se hizo mi ayudador. Me mudaste mi llanto en gozo, rasgaste mi saco, y me rodeaste todo de alegría". Salmo XXIX, 11. 

Podemos vivir bien en los tiempos actuales, en medio de la corrupción de costumbres, de la depravación moral de la sociedad, de las crisis económicas, y de las consecuencias de la apostasía casi general, debemos vivir en gracia de Dios, encarguémonos de nosotros, y lo demás se dará por añadidura. “Vivamos bien, y serán buenos los tiempos. Los tiempos somos nosotros; como somos nosotros, así son los tiempos.” San Agustín, sermón LXXX. 

Imploremos la bendición de la santísima Virgen María, la fortaleza del Espíritu Santo, el amparo de los Santos, y perseveremos en la santa resolución de amar y servir a Dios nuestro Señor por sobre todas las cosas. 


Dios te bendiga.



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