23 Sep
23Sep

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, algunas almas de muy buena intención, conciben la vida espiritual, como la presencia de una paz sensible, y la ausencia de problemas; otros más, tienen la piadosa creencia que al recibir el sacramento del matrimonio, o del orden sagrado, su vida estará asegurada, cuando la realidad es que tenemos que llevar nuestra cruz, y cumplir nuestras obligaciones de estado, habiendo días de tranquilidad, otros de arideces, noches oscuras, así como dudas y dificultades que afrontar donde se prueba la fe, acompañado de las gracias necesarias para bien y provecho de nuestra vida espiritual. 

El hecho de vivir en gracia de Dios, nos asegura nuestra salvación eterna, nos eleva a un plano sobrenatural por la presencia de la augusta Trinidad, pero seguimos teniendo un cuerpo humano, que debe trabajar con el sudor de su frente para ganarse el pan de cada día, sujeto a las tentaciones, debilidades, y flaquezas, de la naturaleza humana, es decir, seguimos teniendo una cruz que llevar en pos de Cristo.

"¿Por qué teméis tomar la cruz, por la cual se va al Reino? En la cruz está la salud; en la cruz la vida; en la cruz está la defensa de los enemigos; en la cruz está la infusión de la suavidad soberana; en la cruz está la fortaleza del corazón; en la cruz está el gozo del espíritu; en la cruz está la suma virtud; en la cruz está la perfección de la santidad." Imitación de Cristo, II, XII, 2. 

Sencillamente, no busquemos servirnos de la fe, de la religión, de la vida espiritual, para estar más a gusto, para tener una ganancia personal, para sufrir menos; por mal camino marchamos si buscamos nuestro beneficio particular, el motor, nuestro objetivo debe ser amar y servir a Dios nuestro Señor en las condiciones que la Providencia permita en nuestras vidas, pero sirviéndonos de la inteligencia para adelantar en nuestra vida espiritual. 

"Sano o enfermo, rico o pobre, sabio o ignorante, honrado o despreciado, con este o con aquel genio, con muchos o pocos dotes, aptitudes y talentos, puedo alabar, hacer reverencia y servir a Dios." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales. 

En las condiciones que la Providencia lo permita, en las circunstancias que nosotros nos pongamos, debemos cumplir el fin de nuestra estadía en la tierra, a saber: "El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma."Ejercicios espirituales. 

Al dinero no hay que tenerle miedo, si Dios nos lo concede, haced amigos con el inicuo dinero para entrar en el reino de los cielos, y si este nos falta, trabajar, esforzarnos, y ofrecer a Dios nuestras carencias como otras tantas mortificaciones útiles para la vida eterna. 

Roguemos a la augusta Madre De Dios, se digne bendecirnos, santificarnos, acompañarnos en nuestro peregrinar por la tierra, para que en las circunstancias que nos encontremos, obtengamos ganancia para la vida eterna. 


Dios te bendiga.



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