24 Sep
24Sep

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, las quejas, y las justificaciones de nuestra falta de adelantamiento en la vida espiritual, poco o nada nos aprovechan, antes al contrario, algunas veces nos ponen en el rol de víctimas, culpando al universo mundo de nuestro estado actual desfavorable; en ciertas ocasiones, engendra la envidia, hacia los más adelantados, la soberbia de no sentirnos valorados por el esfuerzo y trabajo que creemos haber realizado, resultando este conjunto de movimientos muy perjudicial para la vida espiritual. 

Cada uno a su tiempo cosecha lo que ha sembrado en el tiempo de su vida, de tal suerte, que somos el resultado de nuestras acciones, fruto de nuestro proceder en el día a día, resultaría ilógico pensar que somos producto del ocaso, o de la casualidad.

"Porque aquello que sembrare el hombre, eso también segará. Y así el que siembra en su carne, de la carne segará corrupción: mas el que siembra en el espíritu, del espíritu segará vida eterna. No nos cansemos pues de hacer el bien: porque a su tiempo segaremos, si no desfallecemos. Y así mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y mayormente a los domésticos de la fe." Romanos VI, 8.

Todas las cruces y aflicciones que padecemos sirven para nuestro provecho espiritual, porque se las podemos ofrecer piadosamente a nuestro Divino Redentor, aunque debemos reconocer, que algunas de nuestras dificultades son provocadas por nuestras malas decisiones, pero a fin de cuentas también son cruces permitidas por la Divina Providencia.  

El pasado no se puede cambiar, ya está hecho, pero podemos corregir el presente, mejorar el futuro con la gracia de Dios, por esto debemos examinar detenidamente nuestra conciencia, analizar nuestro estado actual, nuestros principales errores, con el fin de identificar nuestras debilidades, y si es conveniente, llevar examen particular de conciencia sobre el defecto o pecado en el que mayormente hemos incurrido o nos ha causado mayores daños. 

"Bienaventurados los que se alegran de entregarse a Dios, y se desembarazan de todo impedimento del mundo... Deja todas las cosas transitorias y busca las eternas." Imitación de Cristo, III, I, 1.

¿Cómo vamos a corregirnos de lo que no aceptamos como error nuestro?, ¿cómo cambiar nuestro obrar de lo que culpamos al universo mundo?... Lo primero es reconocer, aceptar que nos hemos equivocado, para presentarnos al Señor con un corazón contrito y humillado, implorando su gracia, para cambiar de vida, para corregirnos, para vivir en gracia de Dios. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne bendecirnos, protegernos, darnos claridad de pensamiento para reconocer nuestros errores, y así poder corregirlos con la gracia de Dios, para purificados llegar a las mansiones eternas. 


Dios te bendiga.



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