20 Oct
20Oct

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, tenemos nuestro principio, origen, y fundamento en Dios, Creador y Redentor nuestro; sin embargo, en su infinita sabiduría nos ha otorgado la libertad, la cual nos otorga el mérito para la vida eterna, gracias al libre albedrío podemos merecer el cielo si amamos a Dios nuestro Señor, o podemos apartarnos de la bienaventuranza eterna por nuestra libre elección. 

Estamos dotados de memoria, entendimiento, y voluntad, tenemos la fortuna de conocer a Dios por la sagrada revelación, podemos abrazar la verdad revelada por el Autor de la vida, tenemos la facultad para que la augusta Trinidad more en nosotros por la gracia, ¡grande en verdad es este derecho!, pero tenemos la libertad de elección, para elegir conforme a nuestra capacidad y entendimiento lo que gustemos, de donde se desprende nuestra morada eterna: cielo o infierno. 

"Bienaventurado el hombre, que no anduvo en consejo de impíos, y en camino de pecadores no se paró, y en cátedra de pestilencia no se sentó. Sino que en la ley del Señor está su voluntad, y en su ley medita día y noche." Salmo I, 1. 

Tenemos que cuidarnos de dos excesos contrarios a la esperanza: la presunción y la desesperación. 

  • "La presunción consiste en esperar de Dios el cielo y las gracias necesarias para llegar a él, sin poner por nuestra parte los medios que nos ha mandado poner. A veces presumimos de la bondad divina diciendo: Dios es demasiado bueno para condenarme; y descuidamos el cumplimiento de los mandamientos... Otras veces presumimos demasiado de nuestras fuerzas, por soberbia, y nos ponemos en medio de los peligros y de las ocasiones de pecado; y nos olvidamos de que quien se expone al peligro, cae en él." Tanquerey, compendio de teología ascética y mística, No. 1201, A, a. 

  • "Otros, por el contrario, corren el peligro de caer en el desaliento y en la desesperación. Harto tentados, y a veces vencidos en la lucha, o atormentados por los escrúpulos, se desaniman, y piensan que jamás podrán enmendarse, y comienzan a desesperar de su salvación." Tanquerey, compendio de teología ascética y mística, No. 1201, A, b. 

Por esto, aun en medio de las tribulaciones, dificultades, y contrariedades a que estamos expuestos en la presente vida, debemos tener confianza en Dios nuestro Señor, hacer lo que está de nuestra parte, fortalecernos en la fe, en los sacramentos, y en la oración, para perseverar hasta el fin de nuestra vida, estando conscientes que cada uno de nosotros debe cargar con su cruz y seguir a nuestro Redentor por el camino que la Providencia tenga para nosotros. 

Por esto tenemos la libertad de los hijos de Dios, que nos permite vivir unidos por la gracia al Autor de la vida, en la cual se nos concede llevar el buen olor de Cristo, rogar por los vivos y por los difuntos, santificarnos en las circunstancias de vida que tengamos; es cuestión de empeñarse, de perseverar, de hacer uso correcto de la libertad que la Providencia nos concede.

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne bendecirnos con la confianza sobrenatural en su Divino Hijo, haciendo lo que está de nuestra parte, para alcanzar la bienaventuranza eterna. 


Dios te bendiga.


 

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.