14 Jun
14Jun

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, es fundamental aprender a vivir partiendo de lo que somos, del fin de nuestra existencia, del motivo de nuestra estadía en la tierra; de aquí podemos dar respuesta al principio y fundamento de nuestra vida, al cual se encuentra unida nuestra realización integral, y el fin eterno de nuestra vida. 

Para tener mayor claridad, debemos entender, ¿qué es el hombre?, ¿cómo está constituido?, ¿cuál es su fin sobre la tierra?, de donde podemos tener elementos sólidos de como se debe vivir, buscando la realización de cada uno de nosotros en las circunstancias particulares. 

  • "El primer hombre fue creado por Dios (de fe)." Ludwig Ott, manual de teología dogmática, página 162.

  • "El hombre consta de dos partes esenciales: el cuerpo material y el alma espiritual (de fe)." Ludwig Ott, manual de teología dogmática, página 165.

  • "Cada hombre posee un alma individual e inmortal (de fe)." Ludwig Ott, manual de teología dogmática, página 167.

  • "El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales. 

Entendiendo estos principios de la doctrina católica, podemos aprender a vivir conforme al fin de nuestra existencia, acorde completamente con el primer mandamiento de la ley de Dios nuestro Señor, a saber: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todo tu entendimiento. Este es el mayor, y el primer mandamiento." San Mateo XXII, 37. 

¿Queremos progresar?, ¿queremos realizarnos en nuestra vida?, ¿queremos alcanzar la gloria eterna?... Apliquemos toda nuestra capacidad en vivir católicamente, en desarrollar nuestros dones y talentos, en cumplir nuestras obligaciones de estado, en ser profesionales conforme a nuestra capacidad.

Para no olvidar estas verdades fundamentales, se requiere la asidua meditación de las verdades eternas, el estudio de la doctrina católica, la frecuencia de los Sacramentos, la vida cristiana, y la verdadera devoción a la augusta Madre de Dios. 

Roguemos a la santísima Virgen María, se digne bendecirnos, despertarnos y hacernos trabajar en bien de nuestro bien eterno y temporal; pidamos la intercesión de los Santos de nuestra particular devoción para vivir cristianamente.

"Aún cuando os hallaseis en el borde del abismo o tuvieseis ya un pie en el infierno; aunque hubieseis vendido vuestra alma al diablo; aun cuando fueseis un hereje endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis, con tal que (lo repito, y notad las palabras y los términos de mi consejo) recéis devotamente todos los días el Santo Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de vuestros pecados." San Luis María G. de Montfort, El secreto del Rosario.  


Dios te bendiga.




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