09 Feb
09Feb

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en la presente vida algunas veces padecemos los cambios de estado anímico, padecemos cosas que nos ofenden nuestros prójimos, así como las limitaciones económicas, las leyes anticristianas, las corrientes ideológicas que nos lastiman por oponerse a la ley de Dios nuestro Señor, las enfermedades en nosotros o en nuestros seres queridos; en síntesis, algo o mucho tenemos que padecer, y es aquí, donde con la ayuda de la fe podemos sacar provecho para nuestra eterna salvación si lo llevamos con paciencia como parte de la cruz en la cual nos hemos de santificar. 

"Entonces dijo Jesús a sus discípulos: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame." San Mateo XVI, 24. 

De aquí la importancia de la fe, de creer en la vida eterna, en las verdades reveladas por Dios nuestro Señor y propuestas por la Iglesia para ser creídas como dogmas de fe, es lo que hace que nos aproveche la cruz que cada uno debemos llevar, las fatigas de nuestras obligaciones de estado, el combate a la concupiscencia de la carne, el padecer las miserias de nuestra naturaleza humana.

"Y así sin fe es imposible agradar a Dios. Pues es necesario que el que se llega a Dios crea que hay Dios, y que es remunerador de los que lo buscan." Hebreos XI, 6. 

Recibamos con fe los sagrados sacramentos, sobre todo la confesión y la comunión; invoquemos la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, imploremos el auxilio de la bendita Madre de Dios, vivamos la comunión de los santos, dediquemos un tiempo cada día para platicar con Dios en la oración, ofrezcamos nuestras obras por más sencillas que sean, aprendamos a perdonar y a perdonarnos de corazón, a dejar las cosas en manos de la Providencia. 

Muchas veces nos enfrascamos en pleitos, diatribas personales, disensiones que terminan por ofender a Dios, por desgastarnos, por restar nuestras energías; y aquí debemos sencillamente repeler la injusta agresión, seguir nuestro caminar, y abandonarnos en la misericordia de Dios.

"Las cosas de este mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin, que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne clarificar nuestras ideas para mejor amar a nuestro Señor, hacer el bien a nuestro prójimo, y alcanzar la vida eterna. 


Dios te bendiga.


  

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