15 Jun
15Jun

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, necesitamos un tiempo para encontrarnos con nosotros mismos, para platicar con nuestro Dios, para examinar nuestra conciencia, para analizar nuestra vida y costumbres; es necesario el retiro espiritual que nos haga salir del ritmo de vida, un momento para nuestra salud espiritual. 

"Ponte primero a ti en paz, y después podrás apaciguar a los otros. El hombre pacífico aprovecha más que el muy letrado. El hombre apasionado aun el bien convierte en mal, y de ligero cree lo malo." Imitación de Cristo II, III, 1. 

Muchos beneficios nos concede el apartarnos de las ocupaciones ordinarias para entregarnos a la oración, a examinar nuestra vida, a buscar en la soledad y el silencio la unión con Dios nuestro Señor. 

"Busca tiempo a propósito para estar contigo, y piensa con frecuencia en los beneficios de Dios. Deja las cosas curiosas." Imitación de Cristo I, XX, 1. 

Tengamos presente que constamos de dos partes esenciales: el cuerpo material, y el alma espiritual; el alma que subsiste al cuerpo después de su muerte, requiere la gracia de Dios, la frecuencia de los Sacramentos, la vida de oración, la meditación de las verdades eternas, las santas lecturas; necesidades que muchas veces olvidamos por las ocupaciones ordinarias de la vida, por el cuidado de las cosas transitorias, y con frecuencia, por falta de orden personal. 

"Martha, Martha, muy cuidadosa estás, y en muchas cosas te fatigas. En verdad una sola es necesaria, María ha escogido la mejor parte, que no le será quitada." San Lucas X, 41. 

Queridos hermanos, procuremos ordenar nuestra vida, atender a nuestras obligaciones de estado, y procurar nuestra salud espiritual, para lo cual nos es de mucho provecho dedicar un tiempo cada día para examinar nuestra vida, para encontrarnos con Dios: sin prisas, con calma, con sinceridad; y dependiendo de nuestras ocupaciones, dedicar una mañana o una tarde cada semana o cada mes para nuestro retiro espiritual. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne alcanzarnos las gracias necesarias para nuestra salud espiritual, para encontrarnos con nosotros mismos y con Dios nuestro Señor. 

“Vivamos bien, y serán buenos los tiempos. Los tiempos somos nosotros; como somos nosotros, así son los tiempos.” San Agustín, sermón LXXX.


Dios te bendiga.



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