21 Jul
21Jul

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, ocupémonos de vivir en gracia de Dios este día, que nuestra imaginación no nos traicione con las dificultades que posiblemente nunca se presentaran en los próximos años, pocas veces esperamos las gracias propias de nuestro estado que nos ha de conceder la Providencia para sobreponernos a los momentos tumultuosos.

Nuestra ocupación y compromiso es el momento actual, el que estamos viviendo, no el del día de mañana, vivamos santamente este momento, seamos templo vivo de la Santísima Trinidad en el aquí y ahora, el mañana aún no es presente, ya llegará su momento para ocuparnos de su cuidado.

"Buscad pues primeramente el reino de Dios, y su justicia: y todas estas cosas os serán añadidas. Y así no andéis cuidadosos por el día de mañana. Porque el día de mañana a sí mismo se traerá su cuidado. Le basta al día su propio afán." San Mateo VI, 33.

¿Qué es lo que más te preocupa?, ¿que consume tus pensamientos?... Abandónate en las manos de la Divina Providencia, deja que cada uno cargue con su cruz de cada día, ocúpate en vivir en gracia de Dios este momento, vive en santidad de vida este instante, evitemos el desasosiego en la vida espiritual por las preocupaciones que no están en nuestra mano resolver, por el mañana que aún no es presente.

"Todas las cosas tienen su tiempo, y por sus espacios pasan todas ellas debajo del cielo. Hay tiempo de nacer, y tiempo de morir. Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo que se plantó." Eclesiastés III, 1.  

Cada tentación, tribulación, dificultad que se presente en nuestra vida, si es que se presenta, viene acompañada de las gracias necesarias para afrontarlas, nuestro Padre celestial nos ha de acompañar en las pruebas, confiemos en el Señor que es infinito en su amor y misericordia. 

"Y el Señor que es vuestro conductor, él mismo será contigo: no te dejará, ni te desamparará: no temas, ni te amedrentes." Deuteronomio XXXI, 8. 

Dejemos de lado los pensamientos catastróficos, el espíritu pesimista, los humores que ven problemas y amenazas a cada paso; veamos oportunidades para merecer la eterna bienaventuranza, benditas tribulaciones que llevaron al paraíso a los bienaventurados, dichosas muertes que merecieron el cielo a los mártires, bendita sea la Divina Providencia que permite las pruebas para bien de los que aman a Dios nuestro señor. 

¡Ánimo!, queridos hermanos, trabajemos mientras tengamos tiempo, aprovechemos la bonanza y la tribulación para convertirlas en escalones para subir al cielo, vivamos la libertad de los hijos de Dios que no depende de las cuestiones accidentales, vivamos en gracia, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la vida larga y en la vida corta, con muchos o pocos talentos y dones que tengamos, pero determinémonos a llevar el buen olor de Cristo.   

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne bendecirnos, protegernos, y amparadnos con su poder en todos los momentos de nuestra vida, para merecer la gloria eterna con su favor. 


Dios te bendiga.


  

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