25 Jan
25Jan

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en algunas etapas de nuestra vida, podemos recibir afrentas, ofensas, e incluso injurias de nuestro prójimo, de buena o mala intención, ante las cuales solemos responder con rudeza tratando de equiparar lo que hemos padecido; sin embargo, el espíritu del Evangelio nos instruye que debemos aprovechar cada diferencia, dificultad, e injuria para ganar méritos para la eternidad, pues todas las cosas suceden para bien de los que aman a Dios.

"Por tanto, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer: si tiene sed, dale de beber: porque si esto hicieres, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza. No te dejes vencer de lo malo: mas vence el mal con el bien." Romanos XII, 20. 

Debemos vencer el mal con el bien, llevar con paciencia las flaquezas de nuestros hermanos, como seguramente ellos nos tienen consideración ante nuestros procedimientos que llegan a herir sus intereses, pues el vínculo de la caridad nos debe unir, sobrellevándonos los unos a los otros por amor a nuestro Divino Redentor. 

Admiremos el plan que tiene preparado la Divina Providencia para nosotros, donde coincidimos con amigos o personas que nos han de acompañar en alguna etapa de nuestra vida, de las cuales algo tenemos que aprender, y nosotros algo que aportarles.

Y así, admiramos la historia de la casta Susana en el antiguo testamento, como fue difamada de pecados contra la santa virtud de la pureza por los representantes del pueblo, fue llevada a juicio, y cuando todo parecía en su contra, faltando a la verdad, la Providencia obró, saliendo purificada de aquella situación tan vergonzosa que había sido fundada en la mentira. 

Por esto, nuestra confianza debe estar fundada en Dios nuestro Señor, de quien debemos esperar todo nuestro bien, que permite las tribulaciones en nuestra vida para provecho nuestro.

"Bueno es que algunas veces nos sucedan cosas adversas y vengan contrariedades, porque suelen atraer al hombre a sí mismo, para que se conozca desterrado, y no ponga su esperanza en cosa alguna del mundo. Bueno es que padezcamos a veces contradicciones, y que sientan de nosotros mal e imperfectamente, aunque hagamos bien y tengamos buena intención. Estas cosas de ordinario nos ayudan a ser humildes, y nos apartan de la vanagloria." Imitación de Cristo I, XII, 1. 

Tengamos fe y confianza en Dios nuestro Señor, abandonémonos en las manos de la Divina Providencia, procuremos cada día destinar un tiempo sosegado y en paz para la oración, frecuentemos los sagrados sacramentos, meditemos con calma las verdades eternas, entreguémonos con agrado a la lectura espiritual, procuremos adquirir la verdadera devoción a la bendita Madre de Dios, de tal manera que vivamos nuestra santa religión en medio de las circunstancias, contradicciones, y particularidades que la Providencia permita en cada una de nuestras vidas. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne fortalecer nuestra voluntad e intelecto, para aprovecharnos de todas las adversidades, contradicciones, y beneficios para bien de nuestra salud espiritual. 


Dios te bendiga.


       

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