22 Jun

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, hemos sido creados por el mismo Dios para alcanzar la bienaventuranza eterna, por eso se nos ha concedido la libertad, la inteligencia, y la voluntad; hagamos buen uso de esos atributos para vivir en estado de gracia, para amar a nuestros hermanos por amor a Dios, para buscar el reinado social de Jesucristo nuestro Señor. 

Independientemente de nuestra posición económica, de nuestros dones y talentos, de nuestra salud o enfermedad, debemos y podemos amar y servir a Dios nuestro Señor, vivir en estado de gracia, unirnos a la comunión de los santos, pero es necesario despertar, darnos cuenta de lo que tenemos en nuestras manos, de que como parte del cuerpo místico de nuestro Señor Jesucristo, conforme a la definición del papa Pío XII. 

Mucho podemos hacer con nuestras oraciones hechas en estado de gracia, elevar las obras ordinarias a un plano sobrenatural, alcanzar para nosotros y para nuestros hermanos la eterna bienaventuranza, solo basta decidirnos, comprometernos, corresponder a la vocación de nuestra fe como católicos, como parte de la iglesia fundada por Dios nuestro Señor.

"Luego mi fin no son precisamente las riquezas, los honores, las delicias; representar un papel brillante en el mundo, lucir, gozar, sino principalmente y ante todo servir a Dios; y servirle, no a mi antojo y capricho, sino como Él quiere que le sirva." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales. 

Es lógico que en nuestro caminar encontraremos personas que poco o nada les interesa la salvación eterna, así como hermanos de nuestra fe que están en un gran letargo espiritual, hombres de iglesia que nos puedan escandalizar por sus comportamientos, pero a pesar de todo, debemos tener la santa resolución de cumplir con nuestra misión histórica durante nuestra estadía en la tierra, guardando los mandamientos de la ley de Dios, dando fruto de los dones y talentos que hemos recibido, cumpliendo con nuestras obligaciones de estado, a pesar de las no pocas dificultades que podamos encontrar en nuestro caminar. 

Para podernos sostener en este estilo de vida, es fundamental la oración cotidiana, la meditación asidua de las verdades eternas, la lectura espiritual, la frecuencia de los sacramentos, la devoción a la santísima Virgen María; en síntesis, vivir nuestra fe católica en un mundo adverso a Dios nuestro Señor, llevar el buen olor de Cristo en medio de la corrupción que nos pueda tocar vivir por permisión de la Providencia, mantener la libertad de los hijos de Dios, para que veamos los frutos alcanzados en la hora de la muerte y en la vida eterna. 

"Bienaventurados los que se alegran de entregarse a Dios, y se desembarazan de todo impedimento del mundo." Imitación de Cristo, III, I, 1. 

Empecemos por nosotros mismos, por asistir a la santa misa los domingos y comulgar habiéndonos confesado, por examinar nuestra conciencia para mejor arrepentirnos de nuestras faltas, por pedir perdón a quien hayamos agraviado, por construir una morada para Dios nuestro Señor en nuestra alma. 

Debemos ser conscientes, que debido a nuestras limitaciones humanas, a nuestra flaqueza, en el camino es probable que haya caídas y recaídas, momentos difíciles, pero recordar lo que dice el salmo: "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen"; pues hagamos lo que está de nuestra parte, pidamos a Dios su gracia para que nos sostenga en su amistad, que no desfallezcamos en nuestras santas resoluciones, y sobre todo, que tengamos caridad y misericordia con nuestros hermanos que viven en la somnolencia espiritual. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, nos conceda la santa perseverancia para permanecer en la amistad con su divino Hijo, para llevar el buen olor de Cristo, para alcanzar nuestra salvación eterna y la de nuestros hermanos. 


Dios te bendiga.



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