11 Jan
11Jan

Queridos hermanos en Nuestro Señor Jesucristo, aprovechemos el tiempo que Dios nos concede para nuestra salvación eterna, recordar cada día que debemos entregar cuentas de cada uno de nuestros actos a Nuestro Divino Redentor, por lo cual, empeñarnos en obras santas. "Esta es la voluntad de Dios, a saber, vuestra santificación: que os abstengáis de la fornicación, que sepa cada uno de vosotros usar del propio cuerpo santa y honestamente". 

En el caminar por el mundo se nos olvida con facilidad el fin de nuestra existencia, debido a las múltiples ocupaciones, distracciones, entretenimientos y pasiones de nuestra humana naturaleza; por esto, es importante la meditación cotidiana de las verdades eternas, recordar con frecuencia las postrimerías y el fin de nuestra existencia: El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios Nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma. 

Independientemente del temperamento, carácter, salud o condición económica; debemos buscar en todo nuestra salvación eterna, para esto, es saludable meditar algunos consejos de San Ignacio de Loyola, a saber: 

  • "Sano o enfermo, rico o pobre, sabio o ignorante, honrado o despreciado, con éste o con aquél genio, con muchos o pocos dotes, aptitudes y talentos, puedo alabar, hacer reverencia y servir a Dios."  

  • "Abrazar la cosa, bien que repugnante, si me ayuda para salvarme, y dejarla, bien que dulce y gustosa, si ha de impedir el bien del alma." 

  • "Las cosas se deben medir por cuanto le ayuden o estorben a la consecución de su último fin, se sigue que, considerándolas en sí mismas por su respeto y amor no debe inclinarse más a unas que a otras, cualquiera que sean." 

Aprovechar el tiempo queridos hermanos para hacer oración, para tener lectura espiritual, para hacer una obra de caridad, para perdonarnos a nosotros mismos, perdonar a los demás, pedirle perdón a Dios de nuestros pecados y emprender una vida agradable a Nuestro Señor Jesucristo, perfeccionándola con el fruto de la perseverancia, la sagrada humildad y las obras santas. 


Dios te bendiga.




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