24 Jan
24Jan

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en el mundo en que vivimos hay muchas cosas a nuestro alcance, otras que solo las podemos desear, pero, ¿cómo usar de las cosas del mundo para nuestra salvación eterna?, ¿Cuál es la medida?, ¿Cómo vivir en este mundo? 

San Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales, nos enseña unas reglas fundamentales, las cuales son muy de aconsejar, llevarlas a la meditación, para hacerlas parte de nuestra vida, a saber: 

  • Las cosas de éste mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin (el hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios Nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma) “que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden”. 

  • “Abrazar la cosa, bien que repugnante, si me ayuda para salvarme, y dejarla, bien que dulce y gustosa, si ha de impedir el bien del alma”.

  • Las cosas se deben medir por cuanto le ayuden o estorben a la consecución de su último fin, se sigue que, considerándolas en sí mismas por su respeto y amor no debe inclinarse más a unas que a otras, cualquiera que sean. 

Nunca olvidemos el fin para el cual hemos sido creados por Dios, la tierra es un lugar de tránsito, nuestra verdadera patria es el paraíso; para lo cual, vivamos en gracia y amistad con Dios nuestro Señor, procuremos acrecentar los talentos que hemos recibido; en suma, vivir una vida cristiana en las condiciones que la Providencia determine para cada uno de nosotros. 

"Qué aprovecha al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" Mateo XVI, 26. 


Dios te bendiga.



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