03 Feb
03Feb

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, el pecado mortal es una gran derrota en nuestra vida, nos aparta de la amistad divina, nos pone en peligro de condenación eterna, nos esclaviza al primer autor del pecado; en suma, el pecado mortal es la presencia de Satanás en nuestra vida, luego entonces, ¿por qué aficionarnos a él?...

"En todo pecado, el hombre se deja influenciar por el seductor original. Todo pecador, al pecar, se pone del lado de los enemigos de Dios, siendo el diablo el primero de ellos. El pecador se somete al diablo cuando deja de obedecer a Dios. El hombre no puede salir de la siguiente alternativa: o se somete a Dios o queda sometido al diablo". Michael Schmaus, Teología Dogmática, tomo II, § 124, página 274. 

Aquí radica uno de nuestros principales combates, vivir en gracia de Dios, para lo cual se requiere extirpar de raíz la presencia del pecado en todas sus ramificaciones, es el fundamento para crecer en la vida espiritual, luchar con energía por establecer el reinado de Jesucristo nuestro Señor en nuestra vida cotidiana, en nuestro intelecto y voluntad. 

Es en verdad, una gran tragedia, vivir justificando el pecado mortal en nuestra vida, es una mediocridad, un estilo de corrupción espiritual que va minando las energías para todo lo bueno, va cambiando nuestra manera de pensar y obrar, hasta el grado de justificar todo pecado mortal en nuestra vida.

"El fariseo estando en pie, oraba en su interior de esta manera: Dios, gracias te doy porque no soy como los otros hombres, robadores, injustos, adúlteros: así como este publicano. Ayuno dos veces en la semana: doy diezmo de todo lo que poseo. Más el publicano, estando lejos, no osaba ni aun alzar los ojos al cielo: sino que hería su pecho, diciendo: Dios, muéstrate propicio a mi pecador. Os digo, que este, y no aquel, descendió justificado a su casa: porque  todo hombre, que se ensalza, será humillado: y el que se humilla, será ensalzado." San Lucas XVIII, 11. 

¿Queremos trabajar en nuestra santificación, sí o no? Se requiere mucho esfuerzo, ayuda de Dios, y perseverancia a lo largo de la vida, tropiezos, errores y caídas por más escandalosas que sean; en suma, se requieren voluntad, humildad y la ayuda sobrenatural; pero esto, es lo que le da sentido a la vida, por eso vale la pena esforzarse, vivir con pasión, con método, con visión en la eterna bienaventuranza. 

"El cristiano es un combatiente; y es doctrina común de la Iglesia de Dios que el cristiano que no combate está ya vencido. El hombre para obrar ha de esforzar su libertad, ha de sobreponerse, ha de dominar; de otra suerte, él es quien queda vencido y esclavo. El pecado es siempre una derrota, un fracaso y una debilidad." Doc. D. José Torras y Bages, Obispo de Vich, "De la ciudad de Dios y del evangelio de la paz", 1913, tomo III, página 178.  


Dios te bendiga.



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