07 Jan
07Jan

Ave María Purísima, sin pecado original concebida.

Por la señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos, líbranos Señor, + Dios nuestro. En el nombre del Padre, + y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Al Espíritu Santo.

Ven, ¡oh Espíritu Santo! Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. 

V. Envía, Señor, tu Espíritu y todo será creado:

R. Y renovarás la faz de la tierra. 

Oremos:

 ¡Oh Dios, que enseñaste los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo! Concédenos que, animados por el mismo Espíritu, gustemos la dulzura de la virtud y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.


Ofrecimiento de obras.

Dígnate, Señor, Dios del cielo y de la tierra, dirigir, santificar, conducir y gobernar en este día nuestros cuerpos, nuestros sentidos, palabras y acciones, según tu ley y por el camino de tus preceptos, para que aquí y en la eternidad, por tu favor, merezcamos ser salvos y libres, oh Salvador del mundo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su Santo Nombre.

¡Oh Santísima y augustísima Trinidad, Dios uno en tres personas! Creo que estás aquí presente. Te adoro con sentimientos de la más profunda humildad, y Te ofrezco de todo corazón, los homenajes que son debidos a tu soberana majestad. 


Acto de fe.

Dios mío, creo firmemente todo lo que cree y enseña la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, porque eres Tú, verdad infalible, quien se lo has revelado. 


Acto de esperanza.

Dios mío, espero con firme confianza, que me has de dar, por los méritos de Jesucristo, tu gracia en este mundo, y, observando tus mandamientos, tu gloria en el otro; porque así me lo has prometido y eres todopoderoso, bueno y fiel a tus promesas. 


Acto de caridad.

Dios mío, Te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas y sobre todas las cosas, por ser infinitamente bueno e infinitamente amable; y a mi prójimo como a mi mismo, por tu amor. 


Demos gracias a Dios por los beneficios que nos ha hecho y ofrezcámonos a El.

Te doy, oh Dios, humildemente gracias por todos los beneficios que hasta aquí me has dispensado, y si he llegado a este día, es por un efecto nuevo de tu bondad. Quiero, por lo mismo, emplearlo únicamente en tu servicio; Te consagro todos los pensamiento, acciones y trabajos. Bendícelos, Señor, a fin de que no haya ninguno que no esté animado de amor y no tienda a tu mayor gloria. 


Hagamos una firme resolución de evitar el pecado y de practicar la virtud.

Adorable Jesús mío, divino modelo de la perfección a que debemos aspirar, quiero hacerme semejante a Ti, en cuanto sea posible: dulce, humilde, casto, celoso, sufrido, caritativo y resignado como Tú. Procuraré especialmente no caer hoy en las faltas que más a menudo cometo, y de las cuales deseo sinceramente corregirme. 


Pidamos al Señor las gracias que necesitamos.

Dios mío, Tú conoces mi flaqueza. Yo no puedo nada sin el auxilio de tu gracia. No me la rehúses oh Dios mío, concédemela según mis necesidades. Dame fuerza bastante para evitar todo el mal que Tú prohíbes para practicar todo el bien que de mí esperas, y para sufrir con paciencia todas las penalidades que a bien tengas enviarme.


Padre nuestro.

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; Venga a nosotros tu reino; Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy; Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación; mas líbranos del mal. Amén.


Ave María.

Dios te salve María; llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.


Credo.

Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. 


Yo pecador.

Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los Santos, y a vos, Padre, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra: por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa.Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los Santos, y a vos, Padre, que roguéis por mí, a Dios Nuestro Señor. 


Invoquemos a la Santísima Virgen, a San José, a nuestro Ángel Custodio y a nuestro Santo Patrono.

Virgen Santísima, Madre de Dios, madre y patrona mía, yo me pongo bajo tu protección; me arrojo confiado en el seno de tu misericordia. Sé Madre de bondad, mi refugio en mis necesidades, mi consuelo en mis penas y mi abogada cerca de tu adorable Hijo, hoy y todos los días de mí vida, y sobre todo en la hora de la muerte. 

Oh San José, Padre virginal de Jesús, purísimo Esposo de la Virgen María, rogad cada día por nosotros al mismo Jesús, para que, defendidos con las armas de vuestra gracia y luchando legítimamente durante la vida, seamos coronados por El mismo en la muerte.

Ángel de Dios, que sois mi custodio, bajo cuya tutela me ha encomendado la divina piedad, en este día iluminadme, guardadme, regidme, gobernadme. Así sea. Celestial patrono, con cuyo nombre me glorío, rogad siempre a Dios por mí: confirmadme en la fe; robustecedme en la virtud; defendedme en la lucha, para que vencedor del maligno enemigo, merezca conseguir la gloria eterna. Así sea. 


Ángelus.

V. El ángel del Señor anuncio a María.

R. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. 

Dios te salve María; llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

V. He aquí la esclava del Señor.

R. Hágase en mí según su palabra. 

Dios te salve María; llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

V. Y el Verbo se hizo carne.

R. Y habitó entre nosotros. 

Dios te salve María; llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. 


Oremos:

Os rogamos, Señor, que infundas tu gracia en nuestras almas, para que aquellos que, por la anunciación del ángel, conocimos la Encarnación de vuestro Hijo, por su pasión y por su cruz, seamos conducidos por la gloria de la resurrección. Por el mismo Jesucristo Señor Nuestro. Amén.


A la Santísima Virgen María.

¡Oh Señora mía, oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser; ya que soy todo vuestro ¡oh Madre de bondad! Guardadme y defendedme, como cosa y posesión vuestra. Así sea.



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