07 Jan
07Jan


No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme al verte clavado en una Cruz y escarnecido; Muéveme el ver tu cuerpo tan herido; Muéveme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque Te quiera; Porque aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero, te quisiera.



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