15 Feb
15Feb

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, uno de los fines del matrimonio es la educación cristiana de los hijos, prepararlos desde el hogar para la eterna bienaventuranza, con los fundamentos de la fe católica, la frecuencia de los sacramentos y la práctica de la vida cristiana. 

La educación cristiana de los hijos es un fin fundamental del matrimonio, porque en gran parte, de esta enseñanza depende su salvación eterna. 

Es en el hogar donde los hijos deben aprender a amar y servir a Dios nuestro Señor, a asistir a la santa misa los domingos, a venerar a la Santísima Virgen María, a practicar las virtudes y las obras de misericordia, unido, a las enseñanzas del catecismo y preparación católica que deben recibir en la Iglesia. 

  • “Mucho esperarán vuestros hijos de los vigilantes cuidados de que rodearéis sus primeros pasos, y el primer soltarse y abrirse de su inteligencia y de su corazón. Confiándolos más tarde en las manos de maestros dignos de vuestra confianza de padres cristianos, no cesaréis de ayudarlos, cuando sean mayores, con vuestros consejos y alientos. Pero más que cualquier otra palabra, valdrá la voz de vuestro ejemplo, aquel ejemplo en cuyo espejo continuamente, por muchos años, se reflejará a sus ojos vuestra vida práctica, tanto dentro como fuera del hogar doméstico; aquel ejemplo que ellos penetrarán y juzgarán con la terrible clarividencia y con la inexorable agudeza de sus jóvenes miradas.” Papa Pío XII, alocución: Grandezas y deberes de la Paternidad, 19 de marzo de 1941.


¿Cómo desempeñarán los padres esta misión tan importante?... 

  • “Pero ¿Dónde adquiriréis tan bellas y necesarias virtudes? Las adquiriréis, las conservaréis, las aumentaréis solamente en los manantiales profundos y límpidos del agua viva que salta hasta la vida eterna, en la asiduidad para escuchar la palabra de Dios, para instruiros cada vez mejor en las enseñanzas de la Iglesia, en la oración que os reunirá mañana y tarde, en la asistencia a la Santa Misa, en la frecuencia de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, en una palabra, en la activa y virtuosa vida cristiana.” Papa Pío XII, alocución: Confianza en Dios, 7 de mayo de 1941.


Queridos padres, muchas veces no es posible obtener la abundancia de bienes materiales para proporcionárselos a sus hijos, de mayor valor es vuestra vida, ejemplo y virtud:

  • “El viejo Tobías no era ya rico en bienes de fortuna; el Señor le había probado con la desgracia del destierro y de la ceguera; pero era rico de algo mejor, de admirables ejemplos de virtud y de sabias advertencias que daba a su hijo. También nosotros vivimos en tiempos difíciles: quizá no consigáis siempre procurar a vuestros hijos la vida acomodada y bella que soñáis para ellos, ni seáis capaces de tenerlos tranquilos y contentos, fuera del pan cotidiano que, gracias a la divina Providencia, confiamos que no les faltará, con aquellos bienes de la tierra, que nunca cambian, ni aun para los poderosos y los epulones, este valle de lágrimas en paraíso de delicias, en vuestra mano está dar a vuestros hijos y herederos bienes mejores, aquel pan y aquella riqueza de fe, aquella atmósfera de esperanza y de caridad, aquel impulso de vida animosa y constantemente cristiana, en la que vuestro deber de padres y de madres conscientes de la alteza de la paternidad que habéis recibido del cielo, les hará crecer y progresar para consuelo vuestro, delante de Dios y de los hombres.” Papa Pío XII, alocución: Grandezas y deberes de la Paternidad, 19 de marzo de 1941.


Roguemos a la augusta Madre de Dios, conceda gracias sobre abundantes a los padres para educar a sus hijos, para conducirlos en cuanto a su humana naturaleza a la bienaventuranza eterna. 


Dios te bendiga.




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